Tras el blowerdoor fallido hemos tenido que buscar dónde se producían las mayores infiltraciones para tratar de resolverlas. Para ello hemos recurrido a Juanito Zulziri y José Montero, que habían trabajado en la ejecución de la estanqueidad.
Con una máquina blowerdoor pusimos la casa en sobrepresión y con una máquina de humo llenamos las habitaciones donde suponíamos los problemas, para desde el exterior comprobar por dónde salía ese humo.
Hicimos el mismo proceso a la inversa: poner la casa en depresión y recorrer la fachada con la máquina de producción de humo para detectar las entradas de aire.
Una vez localizados los puntos donde se producían las fugas se accedió a estos y José Montero reparó los daños en la lámina de estanqueidad y en los sellados de algunas perforaciones que no eran correctos.
José Montero en acción.
Conseguimos que el resultado del blowerdoor fuera apto. Solo quedaba esperar a que el ensayo “oficial” también diese el resultado correcto.